Hace unos días que pensamos lo perecedero del papel... Cuando un vaso en la mesita de noche se volcó sobre una libreta en la que tengo la costumbre de escribirle a Miguel. No se arruinaron los escritos, pero estuvo bastante cerca y comenzó a gestarse esta idea de crear nuestra memoria en el aire, donde podremos acceder a ella sin mayor conflicto de espacio, lugar o cuidado preventivo excesivo.
Hace ya un mes que te escribo... Desde qué supimos de tu existencia, un 15 de mayo. Es cierto que sospechábamos que Algo se estaba cocinando cerquita de mi estómago; muchas de mis actitudes notoriamente se incrementaron, mi ánimo cambió y mi amor por la almohada crecía de una forma innegable y casi disparatada.
Sospechaba de ti, que estabas escondidit@ en algún rinconcito.... Hasta que tu padre estaba ya casi convencido....
No sabría describirte con precisión la emoción que me invadió, solo te podría contar que no cabía en mi rostro una sonrisa tan grande y radiante, ( menos mal estaba sola, así nadie se dio cuenta hasta que decidí contarlo, ese mismo día, pero de una forma casi poética... ) me llevé las manos a mi vientre y como si pudiera abrazarte, te hablé con ternura y te di la bienvenida a mi mundo...
Desde ese minuto todo mi mundo se volcó....
Me llenaron de atenciones, de cariño y de energías positivas, de abrazos y celebraciones.... Pequeñín, todo a tu al rededor ha sido alegría y ganas de recibirte pronto...
Cada día te lo digo y seguiré haciéndolo mientras viva: " aferrate a la vida, es difícil, pero es un regalo maravilloso, aferrate a la vida, chiquit@"
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